Esta fiesta recuerda la escena en que Jesús, en la cima del monte Tabor,
se apareció vestido de gloria, hablando con Moisés y Elías ante sus
tres discípulos preferidos, Pedro, Juan y Santiago. La fiesta de la
Transfiguración del Señor se venía celebrando desde muy antiguo en las
iglesias de Oriente y Occidente, pero el papa Calixto III, en 1457 la
extendió a toda la cristiandad para conmemorar la victoria que los
cristianos obtuvieron en Belgrado, sobre Mahomet II, orgulloso
conquistador de Constantinopla y enemigo del cristianismo, y cuya
noticia llegó a Roma el 6 de agosto.