Javier Valiente, en una locución del Santo Padre en RTVE |
Hacer un buen truco o un juego de manos tiene mucho de
habilidad, aunque no vendrá mal la ayuda de lo Alto. En este caso, nada
mejor que acudir a san Juan Bosco, que hizo de ilusionista y malabarista
para divertir y educar a los jóvenes. En 1953, en España, Don Bosco fue
proclamado patrono de los magos e ilusionistas. “Tú que también fuiste
Mago y por tu noble labor te convertiste en Santo, haz que la labor que
hago por lo menos logre mitigar un llanto”, es una parte de la oración
que recitan los predecesores de Harry Potter
(www.redmaso.com.ar/bosco.htm).
También los soldados del Cuerpo de Especialistas del Ejército de
Tierra tienen asignado como patrón a Don Bosco, según explica el
Arzobispado Castrense, por concesión de la Congregación para el Culto
Divino.
Don Bosco, además, es patrón de los Editores Católicos
desde 1946; en el 1958 fue declarado patrono de los aprendices de
Italia. En España, además, es el santo protector de los estudiantes de
Formación Profesional y su fiesta, hasta hace poco, se celebraba en
todos los centros educativos que impartían este tipo de formación. En
algunas listas de patronos celestiales de oficios muy terrenales, Don
Bosco aparece como el santo al que recurren los actores de doblaje, los
capellanes de cárceles, y las personas que trabajan en el circo.
Si un director de cine, ya se sabe, quiere hacer una buena toma,
también puede encomendarse a Don Bosco pues, tradicionalmente, se le
considera el patrono del séptimo arte. De hecho, en España, los premios
Goya de la Academia del Cine se entregan alrededor de la fiesta del
Santo turinés, siguiendo la tradición del antiguo Sindicato de Actores
que consideraba a san Juan Bosco su patrono. Recordaban así el impulso a
la música y al teatro que había dado Juan Bosco como medios de
educación. Dentro de la historia del teatro en Italia, por ejemplo, se
cita a Don Bosco y su teatro educativo. Durante muchos años, las obras
de la Galería Dramática Salesiana, se representaban en numerosos centros
escolares.
Pero, seguramente, el título del que el propio Don Bosco
puede estar más contento de llevar, es el que el 24 de enero de 1989 le
confirió san Juan Pablo II al proclamarlo “Padre y Maestro de la
Juventud”, en la clausura de las celebraciones por el centenario de su
muerte. Un título que define a san Juan Bosco y que se ha convertido en
programa de vida de muchos educadores que trabajan con el carisma del
Santo de los jóvenes.
¿En qué se parecen un mago, un soldado y un actor? Pues
ellos, en el ejercicio de su profesión, tienen algo en común. Si quieren
encomendarse a alguien en los Cielos, recurren a san Juan Bosco. El
santo fundador de la Congregación Salesiana es el patrono de estos
profesionales. Junto a ellos, editores, aprendices, cineastas,
estudiantes de formación profesional, gentes del circo, actores de
doblaje aparecen en las listas de profesiones que invocan a Don Bosco
como patrono protector.
Hacer un buen truco o un juego de manos tiene mucho de
habilidad, aunque no vendrá mal la ayuda de lo Alto. En este caso, nada
mejor que acudir a san Juan Bosco, que hizo de ilusionista y malabarista
para divertir y educar a los jóvenes. En 1953, en España, Don Bosco fue
proclamado patrono de los magos e ilusionistas. “Tú que también fuiste
Mago y por tu noble labor te convertiste en Santo, haz que la labor que
hago por lo menos logre mitigar un llanto”, es una parte de la oración
que recitan los predecesores de Harry Potter
(www.redmaso.com.ar/bosco.htm).
También los soldados del Cuerpo de Especialistas del Ejército de
Tierra tienen asignado como patrón a Don Bosco, según explica el
Arzobispado Castrense, por concesión de la Congregación para el Culto
Divino.
Don Bosco, además, es patrón de los Editores Católicos
desde 1946; en el 1958 fue declarado patrono de los aprendices de
Italia. En España, además, es el santo protector de los estudiantes de
Formación Profesional y su fiesta, hasta hace poco, se celebraba en
todos los centros educativos que impartían este tipo de formación. En
algunas listas de patronos celestiales de oficios muy terrenales, Don
Bosco aparece como el santo al que recurren los actores de doblaje, los
capellanes de cárceles, y las personas que trabajan en el circo.
Si un director de cine, ya se sabe, quiere hacer una buena toma,
también puede encomendarse a Don Bosco pues, tradicionalmente, se le
considera el patrono del séptimo arte. De hecho, en España, los premios
Goya de la Academia del Cine se entregan alrededor de la fiesta del
Santo turinés, siguiendo la tradición del antiguo Sindicato de Actores
que consideraba a san Juan Bosco su patrono. Recordaban así el impulso a
la música y al teatro que había dado Juan Bosco como medios de
educación. Dentro de la historia del teatro en Italia, por ejemplo, se
cita a Don Bosco y su teatro educativo. Durante muchos años, las obras
de la Galería Dramática Salesiana, se representaban en numerosos centros
escolares.
Pero, seguramente, el título del que el propio Don Bosco
puede estar más contento de llevar, es el que el 24 de enero de 1989 le
confirió san Juan Pablo II al proclamarlo “Padre y Maestro de la
Juventud”, en la clausura de las celebraciones por el centenario de su
muerte. Un título que define a san Juan Bosco y que se ha convertido en
programa de vida de muchos educadores que trabajan con el carisma del
Santo de los jóvenes.
Francisco Javier Valiente / Salesiano.