viernes, 5 de mayo de 2017

SE CONMEMORA LA CELEBRACIÓN DE SANTO DOMINGO SAVIO

Domingo, que significa: "el que está consagrado al Señor", nació en Riva del Piamonte, Italia, en 1842. Era hijo de un campesino y desde niño manifestó deseos de ser sacerdote. Cuando San Juan Bosco empezó a preparar a algunos jóvenes para el sacerdocio, con objeto de que le ayudaran en su trabajo en favor de los niños abandonados de Turín, el párroco de Domingo le recomendó al chico. San Juan Bosco, en el primer encuentro que tuvieron los dos, se sintió muy impresionado por la evidente santidad de Domingo, quien ingresó en octubre de 1854 en el Oratorio de San Francisco de Sales de Turín, a los doce años de edad.
Uno de los recuerdos imborrables que dejó Domingo en el Oratorio fue el grupo que organizó en él. Se llamaba la Compañía de María Inmaculada. Sin contar los ejercicios de piedad, el grupo ayudó a Don Bosco en trabajos tan necesarios como la limpieza de los pisos y el cuidado de los niños difíciles. En 1859, cuando Don Bosco decidió fundar la Congregación de los Salesianos, organizó una reunión; entre los veintidós presentes se hallaban todos los iniciadores de la Compañía de la Inmaculada Concepción, excepto Domingo Savio, quien había volado al cielo dos años antes.
Poco después de su llegada al Oratorio, Domingo tuvo oportunidad de impedir que dos chicos se peleasen a pedradas. Presentándoles su pequeño crucifijo, les dijo: "Antes de empezar, mirad a Cristo y decid: ‘Jesucristo, que era inocente, murió perdonando a sus verdugos; yo soy un pecador y voy a ofender a Cristo tratando de vengarme deliberadamente’. Después podéis empezar arrojando vuestra primera piedra contra mí". Los dos bribonzuelos quedaron avergonzados.


LA PARROQUIA DE LA PAZ CELEBRA LA NOVENA A LA VIRGEN DE FÁTIMA

“Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas”, dijo la Virgen de Fátima en una de sus apariciones.
La Fiesta de la Virgen de Fátima es una de las celebraciones marianas más conocidas en el mundo entero y se festeja cada 13 de mayo, en memoria de la primera aparición de la Virgen  en 1917 en las colinas de Cova de Iría (Portugal), a tres pequeños pastorcitos, Lucía dos Santos y sus primos Francisco y Jacinta Marto.
Como es costumbre en la Iglesia, miles de fieles se preparan nueve días antes para esta gran celebración y por ello te compartimos la Novena a la Virgen de Fátima que puede ser rezada en familia, comunidad o de manera personal:
Antes de la celebración de la Eucaristía, se lleva a cabo la novena hasta el próximo 13 de mayo.





SÁBADO CONFIRMACIONES EN LA ARCEDIANAL DE SANTIAGO

El sábado día 6 de mayo, en la Iglesia Arcedianal de Santiago Apóstol de Villena, Se celebrará el Sacramentos de la Confirmación a jóvenes que han terminado su periodo de formación y orientación. Será a las 20.00 h. 
El sacramento de la Confirmación perfecciona la gracia bautismal, y nos da la fortaleza de Dios para ser firmes en la fe y en el amor a Dios y al prójimo.
Nos da también audacia para cumplir el derecho y el deber, que tenemos por el bautismo, de ser apóstoles de Jesús, para difundir la fe y el Evangelio, personalmente o asociados, mediante la palabra y el buen ejemplo.
¿Qué es la confirmación?
Es el sacramento que perfecciona la gracia bautismal fortaleciéndonos en la fe y haciéndonos soldados y apóstoles de Cristo.
¿Cuándo se debe recibir la confirmación?
Se debe recibir la confirmación cuando se ha llegado al uso de razón, o antes, si hay peligro de muerte.
¿Cómo se debe recibir la confirmación?
Se debe recibir la confirmación en estado de gracia y con la preparación conveniente.
¿Quién puede confirmar?
Puede confirmar el obispo, y en algunos casos especiales los sacerdotes delegado por el obispo.


Presentación nuevo Portal de Transparencia

Se ha presentado el nuevo Portal de Transparencia de la Conferencia Episcopal EspañolaHan intervenido la directora de la Oficina de Transparencia, Ester Martín, y el director de Transformación Digital de Telefónica España, Agustín Cárdenas.



Mensaje del Comité Ejecutivo con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima

El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española ha hecho público un Mensaje con motivo del Centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima. El texto se aprobó en la última reunión del Ejecutivo, el jueves 20 de abril, y lleva por título “Junto al Papa Francisco, peregrinos de esperanza y de paz”. Con motivo de este Centenario, el papa Francisco, viajará al Santuario de Nuestra Señora de Fátima del 12 al 13 de mayo.
COMITÉ EJECUTIVO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
 MENSAJE CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LAS APARICIONES DE LA VIRGEN DE FÁTIMA
Junto al Papa Francisco, peregrinos de esperanza y de paz
1.- Con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen María en Cova da Iría (Portugal) el Papa Francisco irá como peregrino al Santuario de Nuestra Señora de Fátima del 12 al 13 de mayo de 2017.
Los obispos españoles queremos unirnos a esta peregrinación del Sucesor de Pedro interpretando así el sentir común de nuestro pueblo que tiene en la advocación y acontecimiento mariano de Fátima una de las devociones más arraigadas y populares. Junto con el Papa Francisco deseamos hacer realidad lo que reza el lema elegido: «Con María, peregrino en la esperanza y en la paz».
Como señalaba san Juan Pablo II, “no sólo los individuos o grupos locales, sino a veces naciones enteras y continentes buscan el encuentro con la Madre del Señor. Tal vez se podría hablar de una específica «geografía» de la fe y de la piedad mariana, que abarca todos estos lugares de especial peregrinación del pueblo de Dios” (Redemptoris Mater, 28).
  Fátima es uno de esos lugares destacados, especialmente en la historia contemporánea de la Iglesia, en los que se hace realidad la súplica y alabanza a la Madre de Dios preanunciada por ella misma. Efectivamente, María toma conciencia de lo que Dios ha hecho en ella y anuncia en el canto del Magníficat su bienaventuranza a lo largo de los siglos: “Me felicitarán todas las generaciones” (Lc 1,48). Es un hecho innegable: María aparece en todos los rincones de la geografía católica con la fuerza del encanto de su maternal intercesión (cf. Marialis Cultus, 56).
Este convencimiento tan constatable en nuestro pueblo nos lleva a unirnos con alegría a la celebración del centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima. Tres pastorcitos (Lucía, Francisco y Jacinta) fueron los agraciados con la aparición de la Nuestra Señora. La novedad de estas apariciones de Fátima y núcleo de su mensaje consiste en la devoción al Corazón Inmaculado de María como un camino hacia el encuentro con Dios, concretando en este título su intercesión materna. Por medio de los sencillos María transmite un mensaje destinado a la Iglesia y a la humanidad.
Los papas peregrinos
2.- El Santuario de Fátima se ha convertido en estos cien años en un lugar privilegiado de peregrinaciones y entre los peregrinos destacan tres papas. Así el 13 de mayo de 1967, a los 50 años de las apariciones de la Virgen, el beato Pablo VI viajó a Fátima. Allí pronunció unas proféticas palabras sobre uno de los males que iba a padecer la Iglesia por “ideologías diseñadas para quitar de la fe todo lo que el pensamiento moderno no entiende o no acepta”. Pablo VI dijo también estas palabras: “Venimos de Roma para elevar, en Cova de Iría, nuestra ardiente súplica por la paz de la Iglesia y del mundo”; intención que sigue estando plenamente vigente en la actualidad y que hemos de hacer especialmente nuestra.
La relación de san Juan Pablo II con Nuestra Señora de Fátima fue muy intensa. Hay un momento especial el 13 de mayo de 1981, cuando –según cuenta él–, la Virgen le salvó de morir en un atentado perpetrado por Alí Agca en la Plaza San Pedro. Un año después de este suceso, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II viajó por primera vez a Fátima para “agradecer a la Virgen su intervención en la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi salud”. En 1991 el Santo Padre regresó al Santuario, donde afirmó que “la Virgen me regaló otros diez años de vida” y volvió por última vez a Fátima para beatificar a los niños videntes Francisco y Jacinta el 13 de mayo del Año Jubilar del 2000.
Benedicto XVI, por su parte, acudió como peregrino a Fátima en el año 2010 en el décimo aniversario de la mencionada beatificación. Decía el papa Ratzinger: “He venido a Fátima para gozar de la presencia de María y de su protección materna (…). He venido a rezar, con María y con tantos peregrinos, por nuestra humanidad afligida por tantas miserias y sufrimientos”. Una vez más, la finalidad gozosa de estar junto a la Madre llevaba consigo el propósito de orar por los pesares de todos los hijos, por los sufrimientos de la toda la humanidad.
El papa Francisco, que consagró el mundo a María el 13 octubre de 2013, acudirá ahora a Fátima para celebrar el centenario de las apariciones y canonizar a los pastorcitos Francisco y Jacinta Marto.
Sentido de las apariciones
3.- Para entender el sentido de las apariciones marianas que conmemoramos hay que relacionarlas con las maravillas que Dios ha hecho por su Pueblo, dado que Dios sigue actuando en la historia. En Cristo resucitado se cumplieron todas las promesas divinas, pero todavía la humanidad sigue esperando el retorno definitivo de Cristo y, hasta que Él venga, vivimos en el tiempo inaugurado por su resurrección, un período de esperanza, pero a la vez están presentes muchas lacras y sufrimientos.
Las apariciones se sitúan en el contexto del plan salvador de Dios, en el que el papel de María resulta esencial por su intercesión materna en el misterio de Cristo (cf. Lumen Gentium, 62). Las que conmemoramos de Fátima, en plena I Guerra Mundial, confirman que María, como buena madre, acude allí donde el corazón de sus hijos padecen todo tipo de sufrimientos y los horrores de la persecución o la guerra. “No tienen vino” (Jn 2,3), dice también en nuestro tiempo la Madre ante su Hijo, intercediendo por una humanidad necesitada.
La conversión a Dios que, junto con la oración, forma parte esencial del mensaje de Fátima, “trae consigo -como señalábamos los obispos- una esmerada solicitud por los pobres desde el encuentro con Cristo” (CEE, Iglesia servidora de los pobres, 34).
Impulso evangelizador
4.- La Virgen utiliza un lenguaje sencillo con los videntes, acomodándose a sus formas de hablar. Siguiendo la lógica de Dios (Cf. 1Co 1, 26-28), esta elección de los pequeños, de los pobres, de los insignificantes, es una constante que se repite en las apariciones marianas, sobre todo en las especialmente reconocidas de la época moderna. Está en total acuerdo con la doctrina evangélica que los pobres sean los predilectos para entrar en el Reino y que Dios escoge los lugares olvidados por los poderosos de este mundo. Así se realiza el dicho evangélico: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños” (Mt 11,25).
Qué gran recordatorio éste cuando la Iglesia en este momento de la historia, en el pontificado del Papa Francisco y en continuidad con sus últimos predecesores, está llamada a un nueva etapa evangelizadora (cf. Evangelii Gaudium, 15).
La Virgen descubre a unos videntes sencillos y pobres que los grandes acontecimientos de nuestro mundo están ligados a su fuente y raíz más profunda, que es el corazón del hombre en su apertura o cerrazón ante Dios.
“Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5)
5.- María, durante su vida en la tierra, sólo dirigió a la humanidad una única palabra: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5), y es muy significativo que todo el mensaje mariano de las apariciones se reduzca a esta sencilla afirmación, porque no hay nada nuevo en las embajadas de Nuestra Señora.
María, en Fátima, llama –como su Hijo– a la conversión, a la reconciliación, a la renovación de la vida cristiana, a la reforma de las costumbres, a la oración y al sacrificio por la conversión de los pecadores o en reparación de los propios pecados. Así lo recordaba el Papa Francisco al señalar que en las apariciones de Fátima “María nos invita una vez más a la oración, a la penitencia y a la conversión. Nos pide que no ofendamos más a Dios. Advierte a toda la humanidad sobre la necesidad de entregarse a Dios, fuente de amor y de misericordia” (Audiencia, 11-5-2016; cf. también Catecismo de la Iglesia Católica, n. 67).
En comunión eclesial con el Papa Francisco, pastores y fieles somos peregrinos en la esperanza y en la paz.
Exhortamos a los fieles a vivir con verdadero espíritu cristiano y afán evangelizador este acontecimiento eclesial del centenario de las apariciones de Fátima y deseamos que se renueve  en todos la verdadera devoción a la Virgen María, que “no consiste ni en un sentimentalismo estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes” (Lumen Gentium, 67).
Finalmente, nos consagramos a Nuestra Señora de Fátima con la misma oración que el Papa Francisco pronunció el 13 de mayo de 2013:
Bienaventurada María, Virgen de Fátima,
con renovada gratitud por tu presencia maternal
unimos nuestra voz a la de todas las generaciones
que te llaman bienaventurada.

Celebramos en ti las grandes obras de Dios,
que nunca se cansa de inclinarse
con misericordia hacia la humanidad,
afligida por el mal y herida por el pecado,
para curarla y salvarla…

Custodia nuestra vida entre tus brazos:
bendice y refuerza todo deseo de bien;
reaviva y alimenta la fe;
sostén e ilumina la esperanza;
suscita y anima la caridad;
guíanos a todos nosotros por el camino de la santidad.

Enséñanos tu mismo amor de predilección
por los pequeños y los pobres,
por los excluidos y los que sufren,
por los pecadores y los extraviados de corazón:
congrega a todos bajo tu protección
y entrégalos a todos a tu dilecto Hijo,
el Señor nuestro Jesús. Amén.