Contenidos del programa de par en Par. Mensaje de D. Jesús Murgui / La Peregrina a Santa Faz / Noticias desde Roma / Lectio Divina. Ecos Pastorales / I Congreso Interdiocesano de Educación / Camino de la Vera Cruz: Orihuela-Caravaca / Visita Pastoral al Oratorio Festivo de Novelda / Confirmaciones en Castalla.
miércoles, 3 de mayo de 2017
Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de Vocaciones Nativas
La sede de Obras Misionales Pontificas ha acogido la presentación conjunta de la 54ª Jornada de Oración por las Vocaciones, que en España es organizada por la Conferencia Episcopal Española (CEE) y por la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) y la Jornada de Vocaciones Nativas, organizada por Obras Misionales Pontificias (OMP). Se celebrará conjuntamente el domingo 7 de mayo, IV domingo de Pascua.
La Jornada Mundial de oración por las Vocaciones promueve la oración por las vocaciones de especial consagración –sacerdocio, vida consagrada, sociedades de vida apostólica…-. y la Jornada de Vocaciones Nativas busca sostener las vocaciones que surgen en los territorios de misión.
Los objetivos de esta Campaña conjunta son sensibilizar a la comunidad cristiana y a la sociedad sobre la necesidad de vocaciones, además de promover su cuidado dentro de la iglesia y la petición de nuevas vocaciones entre los jóvenes.
Bajo el lema “Empujados por el Espíritu: aquí estoy, envíame”, inspirado en el mensaje del papa Francisco, quiere mostrar las dimensiones de la vocación: disponibilidad para decir sí y una respuesta de confianza para dedicarse de lleno a una vida de especial consagración.
Testimonio de misionera en Mongolia
Como testimonios de vida dedicada a la Iglesia han ofrecido su ejemplo en el desayuno informativo la misionera Esperanza Becerra Medina, Religiosa de la Consolata, que lleva 5 años como misionera en Mongolia. Es amiga del primer sacerdote nativo mongol: Enkh Baatar, quien ha mandado un mensaje de agradecimiento y una disculpa por no poder llegar a Madrid a tiempo por problemas de visado.
“Estamos abiertos a acoger al otro. Destaca la gran resistencia y paciencia a toda prueba del pueblo mongol. El pueblo es muy resistente. Esta adaptación no ha sido fácil. Las situaciones injustas son duras. Es un pueblo que canta y hace poesía con esta realidad, con esta soledad: tres veces más grande que España, son 3 millones de habitantes. Se experimenta esta soledad. Nos ayudan a ponernos en otra dimensión. La gente tiene una actitud muy activa, a pesar de su pobreza. Es para mí la oportunidad de vivir esta llamada. Nos ha fortificado en nuestra fe. Mongolia me ayuda a vivir la esencialidad, lo que me ha obligado a salir, a sentirme peregrina, huésped, Jesús es fuente de mi felicidad. Siento que Jesús se quiere encontrar con ellos”.
Respondiendo a la pregunta de la necesidad de estar en aquellas tierras ha explicado que “Mongolia ofrece el ejemplo de la sobriedad. Se han hecho cristianos con nosotros. Para mí es un gran regalo poder continuar con esta Iglesia, caminar juntos para que podamos crecer. Para ello necesitamos la ayuda de todos”.
Religiosa y Seminarista de Madrid
El segundo testimonio ha sido ofrecido por Beatriz García Comyn, Religiosa de los Sagrados Corazones, madrileña de 28 años. Trabaja en el Departamento de Orientación en el Colegio Enriqueta Aymer (Sagrados Corazones) de Aluche, en Madrid.
Beatriz García, en el 5º año de juniorado, explica que pertenece a las religiosas de vida activa, aportando allá donde viven, en lugares de inserción. Desde el colegio Paraíso de Madrid, Dios fue haciendo la llamada, incluso “en contra de mi voluntad”. Quería hacer Psicología y se preguntó algo más amplio: la pregunta de la vocación. “Tuve experiencias de voluntariado, desde una vida sencilla. Me iba encontrando en esa doble situación: la vida del mundo acelerada y la otra vida de realidades de sencillez y pobreza… y yo entraba en contradicción con mi vida. Se iba forzando ahí la pregunta y si éste podría ser mi estilo de vida, que potenciara mi mejor yo, desde Dios. Vivir referenciada a Dios. Digo que sí que me atrae, que tiene pleno sentido hoy”.
“El mundo necesita ternura -afirma-, compasión, amor. La vida religiosa me posibilita ser ternura para otros y no puedo serlo sola. Fue Dios quien me dio el sentido. Dios sigue moviendo y alentando el mundo. Mi vida es sencilla y apasionante. Tiene mucho sentido esta vida contracorriente a día de hoy”.
Por su parte, Francisco Javier Peño Iglesias, Seminarista del Seminario conciliar de Madrid, que trabajó como periodista, fue miembro del equipo técnico de diferentes equipos de las categorías inferiores del Rayo Vallecano de Madrid y ahora expone la vocación a la vida sacerdotal.
Valenciano, de 30 años, con 19 años se separaron sus padres y dejó a Dios. Seguía arrastrando sufrimiento, pero dos situaciones cambiaron su perspectiva: ir al Rayo Vallecano y hacer el camino de Santiago.
“Me hizo tomar la vida más serio. Me llamaron del periódico Marca y dije que sí. Se supone que cumplí mi sueño…Cuando tenía todo, vi que mi corazón está hecho para algo más. Por mucho que entrevistaba a mis ídolos, no era eso. Me pregunté qué pasaba. La vocación es una historia de amor. El modo más pleno que yo tengo de amar es el sacerdotal. Lo que me hace feliz es el seguimiento a Jesús. El sacerdocio es una vocación que te hace feliz”.
Francisco Javier Peño recuerda que “quien no se arriesga, se arriesga mucho más. Es un don de Dios, pero merece una respuesta de valentía. Dios solo quiere lo mejor para nosotros.
Todos coinciden en que Dios nos quiere felices. Por ello, recuerdan a los a los jóvenes que no van solos, que la vocación es personal pero con acompañamiento. “El espíritu te empuja donde no quieres llegar. Es abrir el corazón y la mente a la novedad.La misionera indica que hay que tener confianza. Las vocaciones nativas crecen por que la Iglesia alimenta y está en sitios de misión, preparan a otras personas para que encuentren ese sentido”.
Cifras de seminaristas y vida religiosa en España
En España hay 2.322 seminaristas en total (1.247 seminaristas mayores y 1.075 estudiando en los seminarios menores).En 2016 han ingresado en los seminarios mayores españoles 275 nuevos seminaristas, y han sido ordenados 138 sacerdotes. Uno de cada tres seminaristas del mundo están en la Misión y es ayudado por Obras Misionales Pontificias.
En cuanto a la vida religiosa a día de hoy en España hay 407 congregaciones de vida activa (300 femeninas y 107 masculinas), y 5.532 comunidades religiosas (4.102 femeninas y 1.500 masculinas).
Actualmente 1.279 personas están en formación religiosa: 935 temporales (699 mujeres y 236 hombres) y 344 novicios (243 mujeres y 101 hombres).
Los españoles, líderes en generosidad
Todos los países del mundo donde está presente Obras Misionales Pontificias -140 países en los cinco continentes- organizan colectas para ayudar a las Vocaciones que surgen en las misiones. En 2016, gracias a la solidaridad de toda la Iglesia, esta Obra Pontificia distribuyó 20.970.167,13€, que apoyaron a las siguientes vocaciones (y también, a formadores que las acompañan
En 2016 Obras Misionales Pontificias España ayudó a las Vocaciones Nativas con 1.736.277,65 €. Este dinero llegó a 16 países de misión, donde se financiaron 182 proyectos.
Educar es un acto de amor, es dar vida. Congreso Interdiocesano de Educación. -5 de mayo en el Obispado-
Estas palabras del Papa Francisco con motivo de
audiencia a los responsables de la educación
católica, revelan el profundo interés
que nuestra Iglesia ha mantenido durante
siglos por la educación de los niños y jóvenes
mirando en ellos el presente y fututo de
la sociedad de cada tiempo.
El mismo Papa Francisco recordaba en la
citada audiencia «La educación católica es
uno de los desafíos más importantes de la
Iglesia, dedicada hoy en realizar la nueva
evangelización en un contexto histórico y
cultural en constante transformación».
Ya Benedicto XVI nos invitaba a atender en
toda la sociedad lo que el mismo denomina
«la emergencia educativa» poniendo de
relieve que especialmente en este tiempo
toda la sociedad, desde la familia, la misma
Iglesia y las instituciones públicas debían
poner todo su empeño en consolidar y buscar
un consolidado y renovado proyecto
educativo basado en la verdad del hombre.
Siguiendo las intuiciones y propuestas del
Santo padre, nuestra iglesia diocesana y
nuestra provincia eclesiástica desea también
aportar a nuestra sociedad una la luz y
la experiencia que durante mucho tiempo,
la iglesia, desde tantos ámbitos e instituciones,
ha ofrecido a la sociedad para el bien común de todos en el mundo educativo en el
próximo congreso interdicoesano que Dios mediante
celebraremos conjuntamente el próximo
mes de Octubre. Con este encuentro, deseamos
reexionar juntos, padres y docentes, sobre las
necesidades actuales de la educación de los niños y jóvenes de los cuales somos responsables.
Ante este desafío no debemos dejarnos llevar del
pesimismo ni de la confrontación, sino que, con
magnanimidad, debemos buscar conjuntamente
el mejor don para niños y jóvenes superando miradas
cortas o intereses particulares.
Es muy elocuente la expresión del Papa Francisco
cuando arma, que la educación es un acto de
amor. Desde siglos, los cristianos la hemos vivido
como una de las obras de misericordia, en el
sentido mas amplio y grande de la palabra; pues
educar a la persona, es sin duda regalarle el mejor
equipamiento para desarrollar una vida feliz y
contribuir a una sociedad más acogedora, justa,
noble, honrada y fraterna, que para los cristianos,
hunde sus raíces en la palabra del evangelio y que
lejos de ser un impedimento para el crecimiento
personal y el progreso social, son garantía me y
sólida, de una sociedad más humana y desarrollada,
como tantas veces nos recuerda el Papa.
Este acto de amor nace, y de él, es garante la familia
que es la primera escuela donde recibimos
las semillas más importantes de nuestra persona.
Para ayudar a los padres como protagonistas en
esta tarea, la iglesia tiende la mano para acompañarles
en este camino, ofreciendo su cercanía
y experiencia; pues en muchas ocasiones, educar,
no resulta una tarea fácil.
No debemos desanimarnos,
sino en estrecha colaboración buscar y
estar sin cansarnos, acompañando a cada niño y
joven para el cual Dios tiene un plan único, una
vocación concreta al servicio de este mundo y de
los hombres.
Para la escuela, sobre todo para los docentes, recogiendo
las palabras del Papa, es hoy un reto sumamente
especial en estos momentos.
«El amor es exigente, pide utilizar los mejores recursos,
despertar la pasión y ponerse en camino
con paciencia junto a los jóvenes. En las escuelas
católicas el educador debe ser, ante todo, muy
competente, cuali cado y, al mismo tiempo, rico en humanidad, capaz de estar en medio de los
jóvenes con estilo pedagógico para promover
su crecimiento humano y espiritual. Los jóvenes
tienen necesidad de calidad en la enseñanza y, a
la vez, de valores, no sólo enunciados sino también
testimoniados. La coherencia es un factor
indispensable en la educación de los jóvenes. Coherencia.
No se puede hacer crecer, no se puede
educar sin coherencia: coherencia, testimonio».
Los desafíos actuales en la educación y en la familia
se convierten en una nueva oportunidad de
descubrir a la luz de la recta razón y de la Fe el
arte de saber aunar la riqueza de la experiencia
educativa de muchos años y los nuevos avances
que posibiliten una educación más personal y humanizadora.
Mantener un sano equilibrio entre
ambos nos ayudará a superar divergencias y oposiciones
entre ambos y evitar convertir la educación
en un mercado ideológico o económico. La
riqueza de un país son, ante todo, sus personas;
por eso, familias, escuelas y instituciones públicas
debemos poner todo nuestro empeño para que
la educación se convierta realmente, como indica
el papa, en un acto de amor, en una tarea que de
vida, y una vida abundante, que forje personas
íntegras en todas sus dimensiones, sin dejar ninguna
de éstas relegadas.
Por ello, queridos diocesanos, os invito participar
en la fase preparatoria de este encuentro
el próximo 5 de mayo en el Obispado. Tendremos
la oportunidad de compartir esta reexión
con el cardenal D. Fernando Sebastián, que sin
duda, nos ofrecerá desde su larga experiencia y
sabiduría unas orientaciones muy provechosas,
para continuar creciendo juntos y descubrir la
oportunidad que vivimos hoy los padres, la iglesia
y la sociedad para trabajar juntos, en un sano
diálogo, por una educación sólida en la raíz y en
el tiempo. Así verdaderamente la educación se
convertirá en un verdadero acto de amor hacia
cada niño y joven sin distinción, forjando juntos,
en expresión de S. Juan Pablo II «la nueva civilización
de amor». Un desafío, un reto apasionante
para todos.
+ Jesús Murgui Soriano
Obispo de Orihuela-Alicante
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