El pasado día 19 de noviembre, en el salón de actos del Obispado, os presenté personalmente a todos los responsables de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de la Diócesis el documento “Religiosidad Popular y Evangelización. Orientaciones pastorales de los Obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina”. Documento que distribuimos y que podéis conocer accediendo a la página web del Obispado, o pedir en la Secretaría de la Curia Diocesana.
Quise acercar el contenido de estas orientaciones de los Obispos de nuestra tierra, dada la importancia del tema y el grado de conocimiento de nuestra realidad que se traduce en sus expresiones, y dada la gran incidencia, para mí mucha, que las manifestaciones de piedad popular tiene especialmente en nuestras comunidades cristianas, de modo destacado en el marco del tiempo cuaresmal y, sobre todo, de la Semana Santa.
En el mencionado documento, señalamos como propio de nuestro ministerio episcopal “valorar la piedad popular, animando y promoviendo aquellos aspectos que ayuden a la vida cristiana de los fieles y, cuando sea necesario, invitando a la purificación de estas prácticas”, allí recordamos que en la Exhortación Evangelii Gaudium el papa Francisco ofrece un criterio muy valioso para entender esta realidad: “hace falta acercarse a ella con la mirada del Buen Pastor, que no busca juzgar sino amar” (EG 125), o como nos decía el Beato Pablo VI en Evangelii Nuntiandi: “Bien orientada, esta religiosidad popular puede ser cada vez más, para nuestras masas populares, un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo” (EN 48).
Ahí hay, en ambas citas de los sucesores de Pedro, dos expresiones que me permito destacar: “hace falta acercarse”y “bien orientada”. A nuestras realidades de religiosidad o piedad popular importa que cuantos tenéis responsabilidades inmediatas en ellas os acerquéis, os impliquéis desde el amor pastoral, para que ellas acerquen a Dios en Jesucristo y favorezcan la vida cristiana, y desde esos fines ayudéis a que vengan a estar orientadas. Es caridad pastoral y es responsabilidad laical coherente, servirlas especialmente en las Hermandades y Cofradías para que estas asociaciones sean ámbitos donde se ayude a conocer y acercarse al Señor y a su Evangelio y se ayude a vivir espacios de fraternidad y apoyo entre hermanos, y más en un tiempo de tantas necesidades espirituales y materiales.
Que nuestras Hermandades y Cofradías, donde hay tantísimos hermanos nuestros inscritos, y además con una variadísima situación de relación con la fe y la Iglesia, sean espacios –“periferias” incluso en terminología del Papa Francisco- donde tengamos la coherencia de ayudar al encuentro con nuestro Dios, rico en Misericordia, y de cuidar las mediaciones para acceder a Él y al servicio de los hermanos. Que la entrada en la Cuaresma y la preparación y vivencia de la Semana Santa sean especial circunstancia para esto.
Estoy seguro que, por vosotros mismos y, en muchos casos, desde siempre estáis caminando en esta dirección. Pero permitidme, desde mi deber de Obispo vuestro, que os recuerde lo que ya sabéis y os anime a vivir una Cuaresma que sea tiempo de conversión, en el que somos llamados “a volver a Dios ‘de todo corazón’ (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor”, como nos pide el Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma 2017, afirmando además: “La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de la Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte”.
Deseo que viviendo la gracia de este tiempo cuaresmal, no sólo os dispongáis a celebrar adecuadamente la Semana Santa, sino que vuestras Hermandades y Cofradías sean de gran ayuda a los demás cristianos de vuestras comunidades parroquiales para celebrar con fe profunda y devoción sincera la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Dios os conceda una Santa Cuaresma para así poder participar de la Pascua de Resurrección.
Pedidlo para mí, yo lo pediré para vosotros. Con mi bendición.
Jesús Murgui Soriano.
Obispo de Orihuela-Alicante.