sábado, 30 de diciembre de 2017

FELIZ AÑO NUEVO. REFLEXIÓN D. REYES RODRÍGUEZ, ARCIPRESTE


Llegamos a final del Año 2017 y damos la bienvenida a 2018. D. Reyes Rodríguez, Arcipreste del Arciprestazgo de Villena, nos ofrece seguidamente una interesante reflexión sobre la festividad del día 1 de enero.

"Dios le ensalzó y le dio un nombre que está por encima de todo nombre, para que ante el nombre de Jesús toda rodilla se doblegue, de los que moran en los cielos, en la tierra y en los infiernos" . Eso dice la Biblia acerca del nombre de Jesús. Es, efectivamente, en la onomástica cristiana, el nombre con mayor peso específico. Procede del hebreo Yehosuá, que significa "Salvador". Es el nombre que le pusieron en la ceremonia de la circuncisión, que era la que equivale a nuestro bautizo. Pero la Biblia le asigna el sobrenombre de "Emanuel", también hebreo, que significa "Dios entre nosotros", indicando que ésta es la mayor bendición de que pueden gozar quienes tienen la fortuna de vivir con él. Un nombre, ciertamente, al que es difícil añadirle más belleza y grandeza. Manuel y Manuela (familiar, Manolo y Manola) abunda tanto en Andalucía porque así bautizaban allí a sus hijos e hijas muchos de los moros y judíos conversos, para manifestar de forma pública el testimonio sincero de su conversión. Fue la integración de moros y judíos lo que dio al nombre de Manuel la importancia y la extensión que tiene.
Encontraron a María y a José y al niño. Al cumplirse los ocho días, le pusieron por nombre Jesús





El 31 de diciembre celebramos la fiesta de la Sagrada Familia

El misterio de la Navidad nos sitúa ante el portal de Belén, contemplando a Dios hecho carne. Es un acontecimiento que nos invita a acoger a la Palabra que acampa entre nosotros, de abrir el corazón a Dios encarnado en la fragilidad y ternura de un niño. Es una invitación a la acogida llena de afecto y agradecimiento. En este contexto, la Subcomisión para la Familia y defensa de la vida, dentro de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, ha preparado los materiales para la Jornada de la Sagrada Familia que se celebra, este año, el 31 de diciembre. Entre ellos, este año también se ha editado el folleto para orar en familia en el que se proponen oraciones para rezar todos juntos durante los días de Navidad.
La familia, hogar que acoge, acompaña y sana
31 de diciembre de 2017
(Fiesta de la sagrada Familia)


REFLEXIÓN AL EVALGELIO DOMINICAL. LA FAMILIA Y UN HOGAR FELIZ

Finaliza en el año 2017. D. José Abellán Martínez, nos ofrece en el seguiente vídeo la última reflexión al Evangelio Dominical. La importancia de la familia es el mensaje que nos llega este Domingo así como crecer en el amor y la amistad.

Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (2,22-40):

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor. (De acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor"), y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones". Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor