lunes, 15 de enero de 2018

INTERVENCIÓN DE GASPAR TOMÁS EN LA ENTREGA DE PREMIOS DE LA ASOCIACIÓN BELENISTAS


A mis futuros descendientes.
Cuando viajéis al espacio
y hagáis escala en la luna,
si es tiempo de Navidad,
llevad un Niño Jesus,
hecho de barro cocido,
y una Virgen sonriente,
vestida de traje pobre,
y un San José con su barba,
y su garrota de palo.

Al bajar y pisar suelo,
observar la lejanía,
mirad la tierra redonda,
cómo  brilla allí flotando,
parece que esté durmiendo.

Pensad que ese Niño chico,
que lleváis entre las manos,
es el Creador de esa tierra,
que da albergue a los humanos.

Después de pisar el suelo,
buscad un pedrusco grande,
con la forma de una cueva,
y recostad a ese Niño,
sobre una cuna de piedras,
con cuidado, no despierte,
porque está soñando estrellas,
y ha sido largo el viaje,
desde que partió en Villena.

Poned la Virgen al lado,
para que pueda cogerlo,
entre sus manos pequeñas,
y estamparle cinco besos,
en sus mejillas rosadas,
como lo hacen las madres, 
                                        como lo hace una Reina ,                                      
  y de prisa a San José,
igual a izquierda o derecha,
pero mirando  los ojos,
del Niño por si despierta,
que San José sabe mucho,
y lo protege de todo,
porque tiene mucha fuerza.

Y si lleváis  más figuras,
porque os cabe en las maletas,
llevad pastores y el buey,
y no olvidad la burrica,
que a los niños embelesa,
y a los magos bien plantados,
que se les vea de cerca.

Y si no viajan niños,
en la excursión al espacio,
pensad que son las estrellas,
las que verán la burrica,
calentando con su aliento,
al Niño que hizo esa tierra.

al colocar los pastores,
y los borregos de arcilla,
en derredor a esa cueva,
volved a mirar al cielo,
y ved callada la Tierra,
entonad un villancico,
aunque el sonido se pierda,
dentro de las escafandras,
pero que el alma lo sienta.
Sembrad la luna de fe,
que destile Navidad,
aunque solo sea el  polvo,
el testigo que contempla.
Ese polvo y esa roca,
también son obra del Niño,
que recostado en las piedras,
tal vez se haya despertado,
y llore pidiendo teta.

Ya no debéis preocuparos,
con el belén ya montado,
el Niño solo reirá,
pues los ojos de su padre,
y las manos de su madre,
le darán felicidad.

Escribid una pancarta,
con gran letra que se lea,
para quien llegue a la luna,
pueda visitar la cueva,
y que en ella se refleje,
el canto de aquellos ángeles,
cuando al nacer en Belén,
se llenó de Paz la Tierra.

Y con mayúsculas grandes,
rece la pancarta y diga:
“ GLORIA A DIOS EN EL CIELO,
Y PAZ EN EL UNIVERSO ENTERO”

Gaspar Tomás Mora- gastomo