viernes, 28 de abril de 2017

Santa Catalina de Siena. Intervención de D. Efrém Mira Pina

Mateo (11,25-30):
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Reflexión:
         Hoy celebramos la fiesta de Santa Catalina de Siena. Las palabras del Evangelio: “nadie conoce al Hijo más que el Padre y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. “Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla.” Se hacen presente en la vida de Santa Catalina de Siena. Mujer sencilla, analfabeta, recibió la sabiduría de Dios, que le dio a conocer sus secretos, de tal modo que los vivió y transmitió en sus escritos, por lo que, en 1970 fue proclamada, con Santa Teresa de Jesús Doctora de la Iglesia.
         En sus escritos, nos deja ver cómo le desborda el amor de Dios y el deseo de comunicar lo que vive. Fue una gran mística, mujer de su tiempo, destacó por su amor a la Iglesia y al Papa a quien llamaba el “Dulce Cristo en la tierra”; vivió tiempos difíciles para la Iglesia. Por cuestiones políticas, representando a Florencia, viajó a Avignon para interceder por la paz entre las ciudades italianas y de estas con el Papa, a quien convenció de la necesidad de su regreso a Roma gestionando dicha vuelta. Luchó por la reforma de la Iglesia e intervino a favor de la paz entre Francia e Italia, intentando poner de acuerdo a los príncipes cristianos para que apoyasen al Papa en la cruzada contra los musulmanes que amenazaban a Europa. Bien merece el título que ostenta de patrona de Italia y co-patrona de Europa. Modelo de mujer fuerte, ilumina con la luz de Cristo las tinieblas del error, todo ello con sentimientos de humildad y mansedumbre aprendidos en la escuela de Cristo, al pie de la Cruz. Haciendo vida las palabras del Evangelio.
         También hoy, como ayer, la Iglesia necesita la oración del pueblo de Dios y la vivencia cristiana para que la luz que irradia Cristo siga iluminando las tinieblas de nuestro tiempo. No olvidemos la Palabra evangélica: “Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar” .Ojalá que como Santa Catalina, todos nosotros, escuchemos la Palabra de Cristo, la vivamos como ella la vivió y seamos capaces de transmitirla a los demás, como ella lo hizo, con valentía y amor.
Efrém Mira Pina
Viceconsiliario MCC España