martes, 25 de abril de 2017

Reflexión de D. Efrém Mira Pina. Miércoles de la 2ª Semana de Pascua

Mateo (5,13-16):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

Reflexión:
Sal y luz, no se podría ponderar mejor el testimonio del cristiano en el día a día. Sabor y claridad, gusto y luz, que facilitan hacer el camino de manera entusiasta con la mochila llena de la Palabra de Dios. Las buenas obras son el quehacer del seguidor de Jesús, este quehacer dará buena cuenta del poder y la bondad de Dios que actúa en su comunidad
 Hoy celebramos a san Isidoro, un gran sabio, quizás el más grande de su tiempo. ¡A quien no le gustaría ser sabio! Pero que conste que en cristiano,  ser sabio, no es sólo tener una gran erudición, sino entenderse a sí mismo, a los otros y al mundo en que vivimos, a base de verlo todo desde arriba, desde Dios, el único sabio. lo peculiar del cristianismo es que el núcleo de la sabiduría está en un crucificado, en Cristo.  Desde el conocimiento de Jesús, su Palabra y vida, Isidoro entendió el mundo en que vivía. En él se ha dado lo que quería Jesús de sus discípulos, que fueran luz del mundo.
Miremos a los santos para ver las maravillas que Dios ha hecho en ellos, para que a través de sus vidas, nos sintamos nosotros también llamados a ser luz del mundo, siendo buscadores de la verdad y guías en camino para llegar a ella. Así como también sal, personas que ayuden a sacar gusto a la vida.
No escondamos nunca la luz, el Evangelio, para que pueda cumplir su misión de alumbrar. Nuestra vida, nuestras palabras y nuestro testimonio deben ser luz para que muchos acepten a Jesús, luz del mundo.
Efrém Mira Pina
Viceconsiliario MCC España