miércoles, 19 de abril de 2017

Reflexión de d. Efrém Mira Pina. Miércoles de la Octava de Pascua

Lucas 24,13-35
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?» Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?» Él les preguntó: «¿Qué?» Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.» Entonces Jesús les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?» Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va 
Reflexión
         “Jesús en persona, se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero ellos no era capaces de reconocerlo” enfrascados en su dolor y decepción. ¿Donde está la salvación prometida?    Ante esta decepción y enfado, Jesús los escucha sin juzgar, sin opinar; sólo escucha. Y aunque explica las escrituras tantas veces escuchadas por ellos, respeta su proceso, no tiene prisa, han de ser ellos los que sepan descubrir e interpretar estas escrituras a la luz de lo ocurrido. Pero les cuesta. como al hombre de hoy.
         Cae la tarde. Jesús es un buen compañero de viaje y le invitan a quedarse. No lo han conocido pero se sienten tranquilos y seguros a su lado, Jesús se ha hecho su amigo. Y Jesús se queda. Y se sientan a comer. Le ofrecen lo que tienen. Comparten. Y al partir el pan “se les abrieron los ojos y lo reconocieron”. Y entendieron su gozo, su estar a gusto con él, en amistad, su tranquilidad, su serenidad en el camino. Vivieron. Experimentaron la resurrección. Y encontraron sentido a lo vivido. Encontraron sentido a su dolor. Y volvieron a Jerusalén, porque la experiencia Pascual hay que compartirla, transmitirla y gozarla. En nuestra vida todo hubiera sido distinto si Jesús no se hubiera hecho el encontradizo con nosotros, y si en el encuentro nuestro corazón no hubiera estado convenientemente preparado
         ¿Somos capaces de descubrir y gozar la experiencia pascual en nuestra vida de cada día? ¿La transmitimos? ¿Los que están a nuestro alrededor lo notan? Feliz Pascua de Resurrección.
Efrém Mira Pina
Viceconsiliario MCC España