Juan 11,45-57

Reflexión:
Este evangelio nos relata los últimos días de Jesús antes de su pasión y muerte. No podemos olvidarnos de este dato histórico. No fue Dios, su Padre, el que exigió la muerte de Jesús, el que le empujó a una muerte injusta. Tampoco fue Jesús el que se presentó voluntario a que le clavasen en la cruz… “Padre perdónales porque no saben lo que hacen”. Es el sanedrín, quien decide matar a Jesús, a quien si le dejan seguir “todos creerán en él y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación… y aquel día decidieron darle muerte”. Pero Jesús, que no busca la muerte, la acepta libremente. Podía haberla evitado callándose, dejando de proclamar el evangelio del amor. Pero por amor a su Padre, que le había encomendado esta misión, y por amor a nosotros, nos quiso seguir predicando desde lo alto de la cruz el amor, que el amor es más fuerte que la muerte y que es la mejor manera de vivir la vida humana… no se volvió atrás. Y desde lo alto de la cruz, sigue confiando en su Padre que no deja que su vida de amor acabe en fracaso y al tercer día le resucitó. Y el amor venció a la muerte para siempre.
¿Hasta donde estoy yo dispuesto a amar y mostrar mi amor, en aquello que Dios me pide? ¿Hasta donde estoy dispuesto a sacrificarme por mostrar a Cristo salvación para todos los pueblos colaborando con Él en el cumplimiento de la voluntad del Padre que es que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad?. Buenos días.
Efrém Mira Pina
Viceconsiliario Nacional MCC España
http://www.cursillosdecristiandad.es/index.php/events/sabado-de-la-v-semana-de-cuaresma-2/