sábado, 25 de marzo de 2017

25 de marzo: Fiesta de la Encarnación y Día de la Vida

El 25 de marzo, nueve meses antes de la Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Encarnación del Hijo de Dios en la virginal entraña de María Santísima. La Encarnación de Cristo celebra que la segunda persona de la Santísima Trinidad, el Hijo o el Logos (la Sabiduría o Palabra), “se hizo carne” cuando fue concebido en el seno de la Virgen María. En la Encarnación, la naturaleza divina del Hijo fue unida de forma perfecta con la naturaleza humana en la persona de Jesucristo, que era “Dios verdadero y hombre verdadero” (Credo de Calcedonia). La Encarnación se conmemora y celebra cada año en la Fiesta de la Encarnación o Anunciación.
Según el Génesis (I, 27), una vez que había creado las infinitas estrellas, la tierra con sus montañas, mares, bosques y todo tipo de animales, Dios formó su obra culmen diciendo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y nuestra semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la tierra y sobre cuantos  animales se muevan sobre ella”.

A “imagen de Dios”, se refiere al hecho de que el hombre tiene un alma espiritual. Está por encima de los otros seres vivientes que habitan en la tierra. El hombre no es una cosa, sino una persona –entidad individual de naturaleza racional-. El Hombre tiene voluntad y libertad, puede pensar, amar a otras personas, escoger el bien… cosas que los animales irracionales, guiados por instintos, no pueden hacer. De todas las criaturas visibles, sólo el hombre es “capaz de Dios.” De todas las cosas de este mundo, sólo el hombre está llamado a vivir con Dios en el mundo más allá. Y siendo a Imagen de Dios, el hombre está llamado a amar: primero a Dios y luego a todo el que tiene semejanza con Dios, es decir, a cada persona humana, pues cada persona está hecha a imagen de Dios.